En Valladolid conocemos bastante bien el término de «hacer frío» y si el grajo vuela bajo pues hace un frío del carajo. Más de una vez este invierno habréis dicho la famosa frase «¡qué frío hace!» y el listillo de turno os ha contestado «No, solo hay ausencia de calor«. Vamos a analizar algunas situaciones que nos causan frío y calor.
Imagen cogida de aquí.
Me apuesto a que si nos bañamos en agua a 25 ºC nos entra ese escalofrío que recorre todo nuestro cuerpo y queremos salir de allí pitando. En cambio, si el aire que sopla en la calle está a la misma temperatura, hace que nos entre una sensación de calor. ¿Por qué?
Este hecho se debe a que el agua conduce el calor mucho mejor que el aire y hace que lo perdamos mucho más rápidamente. La sensación de frío tiene que ver directamente con la velocidad a la que perdemos el calor de nuestro cuerpo.
Aún así los mejores conductores de calor son los metales, los líquidos y gases son malos. Aquí tenemos un ejemplo práctico.
¿Y por qué nos encogemos cuando tenemos frío?
Cuando una manta no es suficiente recurrimos a acurrucarnos en el sofá y así parece que estás más calentito. Se debe a que se reduce el área de nuestro cuerpo que está en contacto con el exterior, por lo que disminuye la pérdida de calor.
¿Pierde la sangre temperatura?
La gente piensa que, cuando sentimos frío, es debido a que la sangre pierde temperatura. Lo que sucede no es que nuestra sangre esté fría, sino que posee su temperatura normal pero circula por la piel una cantidad muy escasa. Cuando en Valladolid salimos a la calle en invierno, nuestro organismo decide enviar la mayor parte de su sangre a conservar el calor de los órganos más importantes (el corazón, el cerebro). La piel, en comparación, es mucho menos importante.
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