El agua potable es tan necesaria para la vida que es imposible sobrevivir sin ella entre 3 y 5 días. Hay lugares en la tierra poco afortunados que no disponen de agua potable, u otros que tienen agua potable… pero que resulta estar contaminada. En Bangladesh, su población reza por tener un agua más potable. Llevan mucho tiempo sufriendo la intoxicación (y enfermedades posteriores) producida por el arsénico presente en sus pozos.
El arsénico es un compuesto químico conocido por formar compuestos extremadamente tóxicos, aunque se emplean como componentes en algunos medicamentos. Una de las razones de su presencia en el agua potable es fruto del resultado de la disolución del mineral en cuencas hidrográficas cercanas a volcanes. Ese es el caso que nos ocupa: Bangladesh.
El Gobierno de Bangladesh inició hace tiempo junto a organizaciones internacionales y empresas privadas un proyecto de canalización de aguas subterráneas en el país que facilitase el agua potable a un alto porcentaje de la población y evitase las enfermedades producidas por las bacterias del agua de superficie. El esperanzador proyecto tornó, lamentablemente, a desastre. Parece que a veces la desgracia se ceba con los más desfavorecidos. El subsuelo sobre el que está situado resulta ser uno de los más ricos en arsénico. Así, un agua que parecía potable, se torna envenenado para quienes las consumen durante largos periodos.
No fue hasta la década de los 90 cuando se hizo patente que este agua contenía altos niveles de arsénico (aparecieron los primeros casos de arsenicosis). A esto hay que sumar que Bangladesh es uno de los países con mayor densidad de población en el mundo y que casi el 90% de la población consume agua de pozos.
UNICEF ha colaborado estrechamente con el Gobierno de Bangladesh y con otras organizaciones de desarrollo para afrontar esta situación: Cerca de 5 millones de pozos se han analizado y se han marcado en verde si son seguros o en rojo si no lo son. En cuanto a los pozos particulares (más del 80% del total) se están realizando campañas de sensibilización para advertir a la población sobre los riesgos del arsénico y sobre las alternativas mucho más seguras (filtros de arena para estanques y ríos recogida de agua de lluvia, pozos cavados, filtros específicos para arsénico…)
Desde que se conoció el problema hasta el día de hoy, más de 120.000 puntos de agua seguros han sido instaladas, de las cuales unas 25.000 están apoyadas por UNICEF (que están haciendo un trabajo encomiable). Gracias a estas medidas el número de casos de arsenicosis está lejos de alcanzar las cifras de los años 90. Pero está claro que aún queda mucho trabajo por hacer porque, el problema de la contaminación por arsénico en el agua de Bangladesh no va a desaparecer nunca. Las características geológicas de la región son así, por eso es importante que las personas afectadas tengan información sobre el tema y aprendan a vivir con el arsénico de una manera segura.
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