Un buen baño o una ducha tiene una gran cantidad de beneficios, además de la higiene, esa sensación post-baño que nos deja sumidos en un gran relax. Pero, ¿hasta que punto es bueno bañarse? ¿y si uno lo hace demasiado? Por higiene una ducha diaria debería ser más que suficiente… ¿O quizás es excesivo?
Klemens Rappersberger es el jefe de la unidad de dermatología del hospital Rudolfsstiftung, Viena. Su equipo lleva años estudiando la Jogger´s Disease, una extraña enfermedad que salió a la luz en los años 80 y que afecta, fundamentalmente, a los deportistas debido a los geles que se aplicaban cuando se duchaban. Sufrían irritación y sequedad de piel hasta el punto de padecer erupciones, inflamaciones del cutis y eczemas, llegando al punto de causar reacciones alérgicas, tóxicas y sequedad crónica de la piel.
Como bien nos indican en este Blog, La capa externa de la piel es una barrera hecha de células muertas y endurecidas que protege a las células saludables y vivas, manteniendo tu piel humectada y sana. Cada vez que te bañas, especialmente si lo haces con agua caliente, con jabón y una esponja, debilitas tu piel. El agua y el jabón disuelven los lípidos haciendo el proceso más agresivo. Mientras más te bañas, más dañas y menos tiempo le das a tu piel para repararse de forma natural.
Tampoco hay que olvidar que el agua que usamos para ducharnos está tratada con cloro y otras sustancias químicas. En algunos países, por ejemplo, al agua se le adiciona flúor que puede ser tóxico en grandes cantidades.
Klemens Rappersberger aconseja usar grandes cantidades de agua limpia (y tibia) y jabón sintético, no alcalino, o cremas que no contengan más del 50% de grasa. A la hora de lavarnos las manos tampoco exceder el tiempo, con quince segundos basta.
Aunque nos parezca curioso, deberíamos quedarnos un día a la semana sin ducha, por extraño que parezca. Nuestra piel lo agradecerá.
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