Siempre nos asalta la eterna duda cuando nos duele la cabeza, ¿me tomo un paracetamol o una aspirina? ¿Y un ibuprofeno? Nos estamos automedicando sin tener en cuenta las graves consecuencias que pueden ocurrir en nuestro organismo.
Como leemos en Riojasalud «La automedicación es la utilización de medicamentos por iniciativa propia sin ninguna intervención por parte del médico» y se ha convertido en un hábito común en nuestra sociedad. Muchas veces tomamos una medicación debido a un dolor aparentemente menor sin consultar al médico y sin caer en las posibles consecuencias. Como indican en esta noticia de El Mundo «Un 33% de los ingresos hospitalarios se deben al mal uso de los fármacos».
Hay una exposición masiva de la sociedad a los analgésicos y también de antibióticos, pero debemos tener claro que nunca, bajo ningún concepto, debemos utilizar antibióticos sin consultar con un médico. La automedicación sin control médico o farmacéutico comporta una serie de riesgos para la salud tales como efectos secundarios, reacciones adversas, intoxicación, falta de efectividad por el uso en situaciones no indicadas, dependencia, adicción, enmascaramiento de procesos clínicos graves y consecuentemente retraso en el diagnóstico y tratamiento, interacciones con otros medicamentos o alimentos que la persona esté tomando, resistencias de los microorganismos a los antibióticos…
La eterna duda: ¿Aspirina, Ibuprofeno o Paracetamol?
Son similares sí, pero diferentes. El paracetamol y el ibuprofeno son analgésticos y excelentes a la hora de calmar dolores musculares, articulares o para bajar la fiebre. Además, el Ibuprofeno cuenta con un efecto antiinflamatorio.
Si la molestia es sólo un dolor de cabeza leve, la mejor alternativa es tomar paracetamol, ya que su impacto general en nuestro organismo es menor. La aspirina es excelente para combatir el dolor de cabeza y tiene múltiples aplicaciones, pero no es indicada para niños. En este enlace podréis ver las ventajas e inconvenientes de cada uno.
Consejos básicos a la hora de medicarse:
– No tomar ningún medicamento con receta sin que haya sido prescrito por un médico.
– En el caso de los medicamentos EFP, pida consejo a su farmacéutico.
– En caso de embarazo, lactancia materna, presencia de enfermedades crónicas o bien si se trata de niños, consultar siempre al médico antes de tomar ningún medicamento.
– La duración de la automedicación con EFP tiene que ser razonable.
– Leer y conservar el prospecto de todos los medicamentos.
– Conservar los medicamentos en su embalaje original
– Evitar el consumo de alcohol mientras se está siendo medicado.