Buscando conseguir una reducción de los gases de efecto invernadero que dañan la capa de ozono, muchas empresas en la actualidad están calculando su «huella de carbono». ¿Conocéis lo que es?
La huella de carbono son los gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto desde la obtención de materias primas hasta el tratamiento de residuos, pasando por el proceso o el transporte. El resultado es medido en toneladas de CO2 equivalente siguiendo las distintas normativas internacionales reconocidas como ISO 14064, PAS 2050 o GHG Protocol. Una vez conocida la huella de carbono, lo que se intenta es reducirla de alguna manera o compensarla.
La huella de carbono es una buena medida para que seamos capaces de evaluar el impacto que provocan las actividades del ser humano en el medio ambiente. Mediante esta herramienta se intenta que las empresas reduzcan los niveles de contaminación. Se diferencian tres tipos de emisiones:
– Emisiones de Alcance 1 o Directas. Son aquellas emisiones que se generan, de forma directa por la organización. Como por ejemplo emisiones de vehículos de una empresa.
– Emisiones de Alcance 2 o Indirectas. Son aquellas emisiones emitidas por la electricidad requerida por la organización.
– Emisiones de Alcance 3 (Otras emisiones indirectas). Son aquellas emisiones que son generadas en instalaciones que no son propiedad de la organización pero que si se relacionan con su actividad. Son las emisiones más difíciles de calcular y hoy en día, muchas empresas se decantan únicamente por realizar solo los cálculos de los alcances 1 y 2.
Aquellas empresas que lo realicen, realizan una verificación externa o entran en el Registro Nacional de Huella de Carbono. Empresas como Erre Ese, se encargan de calcular la huella de carbono. Desde su web oficial nos infroman de que las 50 mayores empresas españolas calculan su Huella de Carbono, correspondiente a los alcances 1 y 2.
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