Aunque ser alérgico o ser intolerante parece exactamente lo mismo, el comportamiento que debe seguir una persona intolerante a la lactosa, no es el mismo que el de una persona alérgica. ¿Conoces las diferencias? En este post, una pequeña ayuda.
¿Qué es una alergia?
En este Blog lo explican de manera sensacional. «La alergia alimentaria se produce cuando el sistema inmunitario de una persona desarrolla hipersensibilidad a un alérgeno alimentario de modo que si esa persona ingiere el alimento puede sufrir alguno de los siguientes síntomas»:
– Urticaria.
– Hinchazón deformante de los párpados, los labios o las extremidades.
– Mareo o pérdida de conocimiento.
– Dificultad respiratoria, incluyendo el cierre de la glotis con el riesgo de sufrir asfixia.
– Dolor abdominal, vómitos, diarrea.
Es muy importante que si tienes indicios de sufrir una alergia alimentaria acudas al alergólogo y si eres un paciente diagnosticado sigas las indicaciones marcadas por tu especialista.
Hay que entender que este tipo de reacciones alérgicas no se producen la primera vez que ingieres un alimento, pero que a partir del primer contacto si que se puede desencadenar el proceso alérgico.
Aquí es donde vamos a comenzar por distinguir entre alergia e intolerancia. Debemos partir de la base de que la lactosa es el azúcar que está presente en cualquier tipo de leche y su intolerancia suele aparecer con el paso de los años debido a la pérdida en mayor o menor grado de la enzima lactasa, encargada de que se digiera la lactosa.
Los síntomas de la intolerancia a la lactosa son siempre digestivos: hinchazón/dolor abdominal, flatulencia o diarrea y puede ser tratada. Las personas que padecen intolerancia a la lactosa sí pueden consumir algunos productos lácteos.
En este otro Blog sobre salud digestiva, viene una tabla resumen que seguramente os sacará de dudas y os complete la información.
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