Aunque suele salir entre los 18 y 26 años aproximadamente, últimamente he sufrido bastante por culpa de las muelas del juicio. He decidido aventurarme y escribir sobre el tema.
Las muelas del juicio son el denominado tercer molar, un molar inútil debido a que los primeros homínidos tenían mandíbulas más alargadas y más espacio para las muelas del juicio. Estas ayudaban a masticar el follaje compensando la incapacidad de digerir eficientemente la celulosa de que se compone la pared celular de las plantas. Cuando la dieta humana cambió, se desarrollaron mandíbulas más cortas, pero las muelas del juicio siguen apareciendo.
Cuando las muelas del juicio hacen aparición, afectan a otros dientes al desarrollarse. Las encías se inflaman y experimentamos dolor. Si salen de manera adecuada, teniendo espacio en la boca, no hay síntomas adicionales a las pequeñas molestias. Pero las muelas del juicio que se bloquean o enquistan, no se desarrollan adecuadamente. Es lo que se denomina «muela impactada»: aquella que no brota correctamente del hueso o la línea de la encía.
Cuando esto ocurre se debe, generalmente, a la falta de espacio para su alojamiento. Tener al menos un molar con falta de espacio es muy habitual entre la población humana. La muela del juicio impactada debe ser extraída lo antes posible, porque puede generar distintos problemas en la boca del paciente como infección o enfermedad de las encías, infección en el hueso, caries en los dientes vecinos, quistes foliculares o dolores frecuentes.
Para evitar estos problemas es necesario visitar a un experto: tu dentista. Él sabrá evaluar correctamente la situación y realizar la extracción si lo considera preciso.
Hasta que llegue la hora de realizar la visita al dentista, te recomiendo una manera de aliviar el dolor de la muela del juicio: masticar chicle.
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