A veces me extraño cuando mi padre se pone a ver una película que ha visto diez o quince veces como si fuese la primera vez que la ve. Pues no es tan descabellado el hecho de que le ocurra debido a que nuestro cerebro se ve obligado a olvidar para recordar. Como si tuviésemos un disco duro en la cabeza que solo puede almacenar una serie finita de datos… o un mecanismo de olvido.
Muchos estudios han demostrado que los recuerdos que almacena nuestro cerebro no muestran fiel reflejo de lo que en realidad ocurrió. Los recuerdos se deforman y moldean continuamente.
Un equipo de investigadores de las universidades de Birmingham y Cambridge en el Reino Unido han logrado aislar ese mecanismo automático del olvido en nuestro cerebro. Este mecanismo sería el que facilita lo que nos conviene recordar o lo que no.
Para conseguirlo, los expertos emplearon un sistema de imagen por resonancia magnética (MRI) para medir la actividad cerebral a un grupo de voluntarios. Se les pedía que recordasen imágenes que habían visto al comienzo del experimento hasta en cuatro ocasiones. Los resultados revelaron el destino neuronal de los recuerdos que finalmente eran eliminados.
Al tratar de recuperar un recuerdo concreto, esa memoria se volvía más intensa gradualmente. En cambio, otros recuerdos iban desvaneciéndose poco a poco, lo que demuestra que la evocación repetida de un recuerdo nos hace olvidar otros detalles.
A pesar de que las personas somos diferentes genéticamente, los científicos creen que todos los cerebros humanos son capaces de inducir diferentes grados de este mecanismo de olvido.
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