En la actualidad, no hay persona que no tenga en casa, en su cocina, distintos utensilios «antiadherentes» que nos facilitan el cocinado de los alimentos. Pues tenemos que tener mucho cuidado con ellos.
Al parecer, las sustancias PFAS (poli y perfluoroalquiladas) que son utilizadas para crear las superficies antiadherentes son tóxicas y persistentes, tanto en el cuerpo como en el medio ambiente.
Según nos informa este blog los PFAS son productos químicos fluorados los que proporcionan ese sello resbaladizo. Cuando se calientan, los utensilios de cocina antiadherente se convierten en una fuente de ácido perfluorooctanoico, un compuesto químico vinculado a diferentes problemas de salud que van desde la enfermedad de la tiroides a la infertilidad en las mujeres y problemas reproductivos. Estos compuestos, una vez en el cuerpo, tienden a permanecer sin cambios durante largos períodos de tiempo. Se tarda aproximadamente cuatro años para que el nivel disminuya, incluso si no se consume más.
En los estudios que se han llevado a cabo, las sartenes antiadherentes calentadas tardaron solo de dos a cinco minutos de calentamiento para alcanzar temperaturas en las que se producían toxinas peligrosas puesto que el revestimiento comenzaba a descomponerse y esto permitía liberar toxinas en el aire a elevadas temperaturas.
Es decir, tened mucho cuidado a la hora de comprar sartenes antiadherentes y no compréis cualquiera.
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