Ya hablamos en un post anterior de los beneficios que tenía la miel y, de paso, la miel con propóleo. Hoy nos hacemos eco de una noticia que ha salido en diversos medios sobre el fraude con este producto: el 20% que se vende en Europa son siropes con exceso de azúcar.
La miel es un alimento energético que está compuesta por un 80% de azúcares y un 17% de agua. También posee una pequeña cantidad de minerales como el potasio, calcio, magnesio, sodio, cromo, manganeso y vitaminas del grupo B y C. A pesar de que la normativa europea (la Directiva 2014/63/UE y el Real Decreto que la traspone) obliga a indicar el origen de este producto, diversas fórmulas del tipo «mezcla de mieles de fuera y dentro de la UE que no son muy útiles para el consumidor». Como no se define el porcentaje, una miel que se adquiere en el supermercado puede ser 90% de fuera de la UE sin decirlo.
Así, hay quien prefiere añadir jarabes de arroz, maíz o trigo. ¿Por qué hacerlo? La respuesta está en el bolsillo: las que llegan adulteradas, el coste se ve reducido en 1’5 o 2 euros. De esta forma también se hace más manejable el producto. De esta forma el consumidor ve reducidas las cantidades de sustancias beneficiosas para su organismo.
Así pues, es muy importante leer bien el etiquetado antes de comprar el producto. Para que la miel sea pura y de calidad debemos asegurarnos que en su listado de ingredientes no aparezca escrito glucosa o jarabe de fructosa. Son aditivos utilizados con frecuencia para estirar la miel y evitar que se solidifique.
Otro truco que podemos utilizar al llegar a casa es poner una gota de miel sobre el pulgar. Si ésta se escurre, la miel no es pura.
Por nuestra parte, cerramos el año deseándoos a todos unas Felices Fiestas desde el blog. ¡Muchas gracias por visitarnos casi a diario! Nos leemos en 2019.
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