Nunca he sido capaz de ponerme una lentilla. Esa terrible sensación de tener que meterme en el dedo en el ojo ha podido siempre sobre el hecho de no usar gafas. Así pues, y sin saberlo, he contribuido al medioambiente pues resulta que las lentillas desechables son un grave problema en el océano.
Todos debemos acostumbrarnos a no utilizar el desagüe como vertedero, debido a que sus consecuencias las sufren los océanos. Una investigación presentada en el encuentro nacional de la American Chemical Society (ACS) ha alertado sobre el peligro que supone deshacerse de las lentillas de este modo. Entre el 15 y el 20% de los usuarios se deshace de ellas de esta forma, lo que supone producir entre 6 y 10 toneladas de deshechos en los océanos.
Tal y como podemos leer en el Periódico, tirar las lentes de contacto por el inodoro contribuye a la contaminación por microplástica de los océanos, una problemática que aún no ha sido estudiada lo suficiente para conocer el impacto global.
Una vez que llegan a las plantas de tratamiento de aguas residuales, se descomponen en minúsculos materiales que son perjudiciales para el medioambiente. Para la creación de este tipo de lentes se utilizan polimetilmetacrilatos, siliconas y fluoropolímeros que permiten el paso del oxígeno de la lente y mejoran el contacto con el ojo, pero que son sumamente contaminantes.
Los investigadores piden a las empresas fabricantes que se comprometan, como mínimo, a suministrar información en los envases sobre cómo desechar correctamente estos productos.
El Alquimista Ingeniero 
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