Todos hemos llegado del trabajo cansados, sin ganas de hacer nada más que no sea tumbarse en el sofá y disfrutar de una bolsa de patatas fritas, de la marca que sea. Pues bien, ahora se ha descubierto que este pequeño placer tiene consecuencias muy negativas para la salud. Tened cuidado, mucho cuidado con la acrilamida.
Ya en 2002 la agencia de salud sueca y los organismos públicos y médicos alertaron sobre la cocción excesiva de alimentos ricos en almidón o derivados de cereales. Estos alimentos generan acrilamida, un compuesto orgánico que es potencialmente cancerígeno. Este se forma en alimentos durante una cocción o procesado a altas temperaturas (especialmente con aquellos que contienen almidón). Para que os hagáis una idea, es también un componente del humo del tabaco, pero mientras que en los alimentos tiene una presencia baja, en el tabaco tiene una dosis más alta.
Varios estudios en distintas especies animales demuestran que una exposición repetida daña el sistema nervioso, degenerando áreas del cerebro como su córtex cerebral, tálamo cerebral e hipocampo, que son críticas para la memoria, el aprendizaje y otras funciones cognitivas. La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la clasifica como un “probable carcinógeno humano”.
La acrilamida surge cuando patatas, churros, pan o grano de café se tuestan, cocinan o fríen a temperaturas superiores a los 120 grados. Es entonces cuando tiene lugar la reacción entre un aminoácido, la asparagina, con azúcares reductores como la glucosa y la fructosa.
En la dieta cotidiana, la ingesta de productos con acrilamida no es muy alta, aunque habría excepciones si nos atiborramos a patatas fritas de bolsa todos los días. La UE insta a que las patatas chips no tengan más de 750 microgramos de acrilamida por kilo de producto, 500 microgramos para las precocidas, 300 en los cereales, 400 en las galletas saladas, 400 en el café tostado y 800 en el soluble.
Tenemos que tener claro que no se puede eliminar al 100%, pero la clave está en mantener una dieta sana y variada.
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