¿Un Universo paralelo?

Al principio de esta semana saltaba la noticia de que la NASA había encontrado pruebas que respaldaban la existencia de un universo paralelo. Unas partículas detectadas en la Antártida ponían en cuestión el modelo tradicional de la física y algunos se aventuraba a relacionar lo sucedido con la existencia de un universo paralelo… pero ahora sus descubridores se desmarcan de esta teoría.

Como podemos leer en esta noticia de El Mundo, en el año 2014 comenzó un proyecto impulsado por la NASA llamado Antena Transitoria Impulsiva Antártica (o «Anita»). Así se le llamó al globo estratosférico capaz de ascender 37 kilómetros de altitud sobre la base de McMurdo (la comunidad más grande en la Antártida, con capacidad para 1258 residentes y que sirve como estación de investigación científica), diseñado para detectar los rayos cósmicos que llegan a la tierra a través de señales de ondas de radio.

Como la Tierra está siendo bombardeada de continuo por partículas subatómicas del espacio de elevada energía y velocidad, estudiar estas partículas proporciona valiosa información sobre regiones remotas del universo. Lo más importante es detectarlas y, por supuesto, ser capaces de establecer su origen. Aquí es donde entran en juego los neutrinos: partículas subatómicas sin carga que no se ven afectadas por fuerzas electromagnéticas o nucleares y cuya interacción con otros cuerpos o partículas es mínima. Para localizar el origen de un neutrino es suficiente con extrapolar su trayectoria desde su punto de impacto.

Y así es como se generó la controversia: Anita, en dos vuelos durante el verano austral detectó una fuente de partículas de alta energía que se asemejaba a una lluvia de rayos cósmicos pero que seguía una trayectoria contraria. Esas partículas, que parecían neutrinos de alta energía, no se comportaban como se esperaba, pues su trayectoria era ascendente desde el suelo, sin haber rebotado en la superficie. Eso parecía sugerir que habían entrado en la Tierra por el polo opuesto y atravesado el planeta, algo imposible en neutrinos de alta energía. Era un hecho que estaba en tensión con el modelo estándar de la física.

Una explicación planteada en un artículo reciente de New Scientist, pero no evocada por los investigadores de Anita, es la existencia de un universo contrario al nuestro, como el reflejo en un espejo, creado en el mismo Big Bang (se cree que a la explosión, siguieron repetidas ráfagas que crearon un sinfín de universos menores) y que existiría en paralelo. En él todo ocurriría de forma inversa a lo que conocemos, pues en estos universos alternativos podrían aplicarse leyes físicas diferentes a las que conocemos.

Su repercusión mediática ha llevado a salir al paso de las informaciones y publicar una nota subrayando que los investigadores del centro en ningún momento han mencionado la hipótesis de los universos alternativos. Sin necesidad de acudir a otras dimensiones, han planteado una serie de posibles explicaciones para los resultados de Anita como que se trate, por ejemplo, de una partícula secundaria producida por una interacción de neutrinos.

Los investigadores barajan otras opciones, como la de los actuales modelos de los efectos electromagnéticos: cuando la lluvia de partículas de rayos cósmicos golpea la superficie del hielo, se presentan ciertas incertidumbres que podrían explicar la anomalía. Otros investigadores han sugerido que los reflectores de hielo podrían haber comprometido los resultados.

Es decir, hay muchas teorías y es muy pronto para aventurarse a decir que existe un universo paralelo.

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