Justo cuando 2020 está terminando y no creíamos que podía pasar nada más, aparece una noticia en National Geographic que nos deja de piedra. Al parecer un equipo de astrónomos de la Universidad de Manchester ha descubierto una «misteriosa señal cósmica».
Esa misteriosa señal es una FRB (ráfaga rápida de radio), que se caracterizan por ser extremadamente débiles, cortas y, para colmo, cíclicas: repiten en ciclos de 157 días, que es lo que más mosquea. Apenas consisten en un pulso fugaz que dura de promedio unos milisegundos. Tras esto, los investigadores siguieron de cerca el suceso, sin descartar ninguna posibilidad por extraña que fuese: podían indicar la presencia de agujeros negros, estrellas de neutrones o hasta la colisión de naves extraterrestres. Creen que su origen es una galaxia enana situada a 3000 millones de años luz de la Tierra.
Es un fenómeno poco común. Hasta ahora, la comunidad científica solo ha sido capaz de documentar aproximadamente un centenar de casos más de FRB. Descubrieron que aquellas señales estaban estrechamente relacionadas con grandes cataclismos cósmicos que responden a eventos singulares, como puede ser la explosión de una estrella. Llegaron a esa conclusión porque la gran mayoría de estos extraños fenómenos no se repetía nunca, lo que daba a entender que se trataba de sucesos puntuales.
Pero todo cambió con la señal FRB 121102, localizada por radiotelescopio en noviembre de 2012, de la que cuatro años más tarde se descubrió que se volvía a repetir. Después de comparar la frecuencia de estas señales captadas por otro radiotelescopio, se dieron cuenta de que esa señal emitía una ráfaga periódica a lo largo de 157 días, y que vienen siendo detectadas desde el año 2016.
El hallazgo, publicado recientemente en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, de la Real Sociedad Astronómica, proporciona una pista importante para identificar el origen de estas enigmáticas señales.
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