No me equivoco si digo que todos las hemos experimentado en algún momento, ya sea por parte de amigos, familia o nuestra pareja, pero pocos saben a qué se deben o cuál es su función. Y lo que es más curioso, ¿Por qué a unos les hacen reír y a otros les incomodan?

Como leemos en este interesante post, las cosquillas son una sensación que se experimenta en algunas partes del cuerpo cuando son tocadas ligeramente, que consiste en cierta conmoción agradable que suele provocar involuntariamente la risa. También pueden producirse cuando se efectúa presión en dichas zonas, y especialmente cuando lo realiza otra persona con un vínculo afectivo.
Por condicionamiento, también se generan cuando el sujeto cree que va a ser tocado. Cuando nos hacen cosquillas se activa el cerebelo, que se encarga de anticiparse a nuestros propios actos. Se evalúa lo que podríamos sentir con nuestros movimientos y envía una señal. Todo eso se produce de manera muy rápida y sin darnos cuenta. Esto podría explicar que nuestro cuerpo no reaccione de la misma manera a las cosquillas propias que a las ajenas.
Existen dos tipos de cosquillas: las knismesis, que se producen cuando, por ejemplo, una pluma roza nuestra piel o un insecto corretea por ella. Este tipo de cosquilleo es diferente y no provoca risa. Es una reacción natural de nuestro cuerpo que alerta sobre una posible picadura, por lo que la reacción más habitual es sacudir o frotar la zona con la mano.
El otro tipo de cosquillas son las gargalesis, que son más intensas y que producen carcajadas. Se diferencian porque no nos las podemos hacer nosotros mismos, sino que solo surgen si nos las provoca otra persona. Existen diferentes teorías sobre las funciones de las cosquillas, una de ellas es que gracias a este estímulo podríamos aprender desde pequeños a proteger las zonas más frágiles de nuestro cuerpo y que coinciden que son las más sensibles al cosquilleo, como el cuello o las costillas, por eso cada vez que nos las hacen tendemos a encogernos y ponernos en posición fetal.
En la parte psicológica, las cosquillas se ven como una forma de unión social y de interacción entre amigos, familia y pareja. Una de las primeras formas de comunicación de los bebés es que empiezan a responder con carcajadas a las cosquillas a partir de los cuatro meses después de nacer. Este gesto es muy reconfortante tanto para los padres como para los hijos y crea unos lazos sentimentales más fuertes.
Un grupo de investigadores suizos intentó descubrir si el origen de las cosquillas era involuntario, y después de analizar en personas con un escáner cerebral vieron que al recibirlas se activaba la corteza somatosensorial, encargada de las sensaciones del tacto, y el hipotálamo, lo que significaba que éstas eran totalmente instintivas, es una especie de reflejo que activa esta parte del cerebro encargada, entre otras cosas, de las acciones de huida y lucha.
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