Existe en las profundidades del océano una medusa, la ‘Turritopsis dohrnii’, que es «inmortal», cuyos mecanismos genéticos la permiten regenerarse de forma infinita y podría desvelar las claves para entender las enfermedades que llevan a la vejez.

Se estima que España sea el país más envejecido del mundo para 2050, con un 40 por ciento de la población por encima de los 65 años. Ahora, una reciente publicación científica del equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo ha saltado en los informativos de nuestro país haciendo que cobremos esperanza «eterna»: hablamos de algunos tipos de medusa y la capacidad que tienen sus células de rejuvenecer.
Se trata de la especie Turritopsis dohrnii, una diminuta medusa (un ejemplar adulto no suele superar los 4 milímetros de tamaño) que habita en aguas del Mediterráneo italiano y en el mar de Japón. El ciclo vital de las medusas se caracteriza por formar colonias de pólipos que viven agarrados al lecho marino y se reproducen de forma asexual. De sus ramificaciones se desprenden individuos solitarios que crecerán hasta convertirse en medusas adultas. Cuando llegan a esta fase, ya pueden reproducirse de forma sexual para lo que se necesitará un macho y una hembra. El ciclo de estas tiene la diferencia de que, en vez de envejecer y morir, como cualquier otra especie, tienen la capacidad de convertirse de nuevo en pólipos.
La principal finalidad de este descubrimiento es entender las claves que lleven a respuestas para las enfermedades asociadas a nuestro envejecimiento. Como dicen en la noticia que se hizo eco national geographic: La inmortalidad no es posible, pero sí lo que se llama amortalidad: la capacidad de estar vivo de manera indefinida.
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