Visto que todavía los motores eléctricos no terminan de convencer al consumidor (al menos en nuestro país) ocupando apenas un 0,7% de las ventas, quizás la mejor opción a la hora de invertir en un automóvil sea comprando un coche que tenga tecnología híbrida. Pero, ¿Sabemos realmente cómo funcionan?
He encontrado este artículo publicado en el periódico El Español que, parece, explicarlo realmente bien. Vamos a quedarnos con los datos más importantes.
Un coche híbrido es un vehículo impulsado por dos motores, un motor de combustión y un motor eléctrico. Las dos fuentes de energía diferentes permiten al coche moverse de forma más económica y sostenible (poseen la etiqueta ambiental ECO de la DGT), pero sin perder en ningún momento las prestaciones de un vehículo convencional. Al disponer de ambos, el híbrido puede circular en ocasiones solo con el eléctrico y otras combinando los dos. A partir de ahí, según el concesionario podemos encontrar muchas variantes tanto en su caja de cambios (automática, de doble embrague, de convertidor de par…) como en la forma de funcionar (puede que sea el motor de gasolina quien mueva las ruedas, sea el motor eléctrico o ambos).
El motor eléctrico funciona siempre que la batería tenga carga suficiente y se cumpla con el límite de velocidad máxima a la que este motor puede llegar, dependiendo de la marca. En caso contrario, es cuando entra el motor de combustión.
El coche híbrido tiene, por lo general, dos baterías: Una híbrida y la otra la batería tradicional de 12 voltios, responsable de mandar la energía a los faros y al resto de sistemas y elementos básicos para el funcionamiento del coche. La batería de estos vehículos se recarga dependiendo del tipo de híbrido. Si se trata de un híbrido autorrecargable, la batería se recarga por sí sola. Pero si estamos frente a un híbrido enchufable, la batería se recarga conectando el vehículo a un suministro eléctrico. Las marcas de vehículos se están decantando porque sea el conductor quien decida el motor que desea utilizar.
Esta tecnología tiene numerosas ventajas: un mejor rendimiento en carreteras muy transitadas, reducción de la contaminación acústica o un importante ahorro de combustible (cuanto más uses el motor eléctrico).
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