En algunas ocasiones anteponemos el bolsillo a la salud, y esto nos puede traer problemas muy graves, como es en el caso de las gafas de sol. A cualquier mercadillo que vayamos podemos encontrar los últimos modelos de marca de gafas de sol a precios muy económicos (debido a que son copias con materiales de baja calidad), ¿pero merece la pena? Vamos a pensar un poquito…
Imagen sacada de aquí.
Debido a la contaminación, al cambio climático… a lo que sea, las emisiones que nos llegan diariamente desde el sol y se filtran en la atmosfera son cada vez más dañinas para el ser humano. La Organización Mundial de la Salud advierte de que el deterioro de la capa de ozono va a incrementar el número de casos de cataratas, que causan más de 17 millones de casos de ceguera al año. A pesar de que en la actualidad estamos más expuestos a los rayos UVA, los datos indican que nos vamos protegiendo menos del sol y los productos que usamos son de una calidad peor.
¿Qué son los rayos UVA? Son rayos provenientes del sol que no son visibles para el ojo humano. Este tipo de rayos son los más peligrosos debido a que son capaces de Atravesar la córnea y el cristalino alcanzando la retina. Si la dañan, pueden causar desde cataratas a ceguera.
Según un estudio realizado por la Universidad Complutense, el 90% de las gafas de sol que se adquieren en los mercadillos o puestos callejeros no protegen de los rayos solares, y además, son perjudiciales para la visión.
El Colegio de Ópticos se ha percatado del asunto e informa del peligro que suponen este tipo de productos. Este tipo de gafas suelen ser, obviamente, copias falsas mal elaboradas, que podrían acarrear problemas irreparables en la visión. Según Celia Sánchez-Ramos, directora del Departamento de Óptica II de la Complutense, «el 45% de la muestra analizada provoca visión defectuosa, un 26% no pueden ser utilizadas para la conducción y un 57% produce desviaciones oculares indebidas y somete al ojo a un maltrato que puede generar importantes patologías”
Según los expertos, las gafas de sol deben ser consideradas como productos sanitarios y no como complementos de moda, para que no se vendan en mercadillos. El verano es el periodo más propicio para la transmisión de enfermedades oculares, ¿Quién no se ha agarrado una conjuntivitis alguna vez por el cloro de las piscinas? No os la juguéis. Acudid a vuestro óptico de confianza.
El Alquimista Ingeniero 
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