Hace como una semana que he oído hablar de los respirocitos, y aún no me lo puedo creer. Si creíais que la ciencia iba a pasos agigantados, lo mismo os quedáis cortos.
El investigador Rober Freitas, que trabaja en el Instituto de Fabricación Molecular de California, fue el primero en acuñar el término haciendo una clara referencia a su función. Un respirocito es un glóbulo rojo artificial y diseñado por él que en un futuro podría complementar o sustituir la función de los glóbulos rojos naturales. Algo así como Una sangre artificial de una micra de diámetro que, si los avances en nanotecnología siguen siendo igual de rápidos, podrían ser una realidad en 2020 o 2030.
¿Cuál es la ventaja de un respirocito sobre un glóbulo rojo normal? Pues que estos diminutos y artificiales glóbulos rojos realizan la misma función que la hemoglobina, pero siendo capaces de liberar en torno 236 veces más oxígeno por unidad de volumen que un eritrocito normal, lo que permitiría al ser humano de a pie contener la respiración en una piscina durante cuatro horas… o correr a su velocidad máxima durante 15 minutos sin parar de respirar. Los records de los deportistas quedarían obsoletos.
De forma esférica, un respirocito tiene una presión interna de 1000 atmósferas y una vida útil de 20 años. El diseño propuesto está compuesto de 18 mil millones de átomos dispuestos en un pequeño tanque de presión, que se llena de oxígeno y dióxido de carbono, por lo que actúa como un punto de transferencia completa a los pulmones, y la transferencia inversa en el cuerpo.
El futuro está cada vez más cerca.
El Alquimista Ingeniero 
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