Os puede parecer una tontería, pero después de leer unas cuantas entradas sobre el asunto en distintos medios he decidido hacer una recopilación puesto que estoy seguro de que algunos de estos consejos, la mayoría recogidos en este interesante post, son interesantes y algún error lo llevas haciendo toda la vida.
La higiene bucal es fundamental. Tanto para la salud dental como futura, visto que juega un papel decisivo en el desarrollo de Alzheimer. Es esencial hacerlo varias veces al día durante todos los días. La juventud creo que lo tiene más interiorizado, pero aún así seguimos haciendo las cosas mal. Tú, yo y todos. Atento:
Hasta los tres años, la cantidad que se debe poner de dentífrico debe ser mínima, casi nada. Hasta los seis, de ejemplo se da un grano de arroz. De ahí en adelante el símil pasa a ser el del tamaño de un guisante. Esa cantidad es suficiente para darnos el aporte que necesitamos de flúor sin que, además, se llene la boca de espuma.
Aquí viene un detalle de lo más importante: No hay que enjuagarse después del cepillado. El cepillo tiene que estar seco cuando ponemos la pasta, así también evitamos que el flúor se comience a disolver. Una vez que terminamos, aproximadamente dos minutos después, escupimos.
Si llenamos la boca de agua, diluimos el flúor y pierde su efectividad. También es importante fijarse en la cantidad de flúor que contiene la pasta de dientes pues va en función de la edad. A los menores de seis años les basta con el flúor de 1.000 partes por millón. Para mayores de seis años pasamos a 1.450 partes por millón.
Ahora pasamos a la seda dental, que se tiene que incorporar a la higienización cuando aparecen puntos de contacto, es decir, alrededor de los tres años. Adultos y niños deben usarlo siempre antes del cepillado porque así arrastra una mayor cantidad de restos.
Por último, añadir la recomendación de esperar unos 20 minutos para que la saliva empiece a hacer su efecto de disminución de ácido para lavarnos los dientes.
Alquimista Ingeniero 
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